A lo largo de la historia, se ha considerado el unicorno como un ser mitológico símbolo de belleza, pureza, fuerza y virginidad. El rasgo más característico de esta criatura es su cuerno, muy cotizado a lo largo de la historia.
En la antigüedad, ciertos comerciantes del norte, entre los que destacan los vikingos, vendían cuernos de unicornio, o eso era lo que ellos aseguraban y hacían creer a la gente. Además, los vendían por una gran cantidad de oro, puesto que los europeos utilizaban estos cuernos como vasos, ya que se creía que tenían el poder de protegerlos frente a cualquier veneno presente en su bebida. Incluso en el sigo XVI, uno de estos cuernos fue adquirido por la reina Isabel I de Inglaterra, por la misma suma de dinero que la de un castillo.
Obviamente, los vikingos les estaban timando. Esos "cuernos" no eran más que los colmillos de los narvales.
Los narvales son cetáceos que viven en los mares árticos y, como se puede ver en la imagen, tienen un colmillo enorme (puede llegar a medir hasta 2 metros y solo lo desarrollan los machos), enrollado en forma de sacacorchos, igual que el de un unicornio, pero a lo grande.
Los vikingos aprovechaban que este animal era desconocido por los europeos, cortaban el apéndice del narval y lo vendían llevándose una enorme cantidad de dinero.
Los vikingos aprovechaban que este animal era desconocido por los europeos, cortaban el apéndice del narval y lo vendían llevándose una enorme cantidad de dinero.
En la actualidad, el narval está amenazado por el cambio climático. El otro día vi un reportaje en el que un grupo de científicos se dedicaban exclusivamente a investigar en Groenlandia a este animal. Su colmillo no se sabe muy bien para qué sirve, aunque lo más probable es que lo utilicen en las peleas entre machos. Pero lo más llamativo es que su dentadura es prácticamente nula, todo lo han invertido en ese colmillo.
En el reportaje decían que, recientemente, se había descubierto que el colmillo estaba repleto de terminaciones nerviosas, teniendo un importante papel en la recepción de diferentes estímulos. También incorporaron una cámara a un narval, y pudieron observar que, cuando se acercan a los fondos arenosos, se colocan "boca abajo". Al utilizar el opérculo como un sónar, esta posición les facilita la percepción de diversas formas en el fondo, pudiendo detectar el alimento más fácilmente.
No obstante, siguen investigando para conocer más acerca de estos animales en peligro, con las nuevas tecnologías y conociendo su ruta migratoria, ahora es más fácil.
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