03 febrero 2010

L'home del caramelet

Quizás a alguno de vosotros también os advertían de pequeños sobre el hombre del saco y otras personalidades similares.

En aquel tiempo en el que iba al colegio (que ahora ya me queda lejano), la abuela de mi amiga nos advertía sobre L'home del caramelet (hombre del caramelito, en castellano). Según ella, debíamos rechazar sin dudar cualquier ofrecimiento que nos hiciera algún señor desconocido en la puerta del colegio. Sobre todo, aquellos que te ofrecían caramelos, pues según decía, camelaba a los niños para llevárselos hasta su coche y luego se los llevaba.

La verdad, a mí nunca se me apareció este hombre... nunca... hasta el año pasado, en la parada del bus de la universidad.

Yo estaba allí, bien temprano, junto a otras estudiantes esperando a que llegase el autobús. De repente llegó un hombre mayor (unos 70 años), cojeando, y nos dio los buenos días a todas, una a una, preguntándonos si íbamos a estudiar y dándonos un caramelo.

La verdad es que no rechacé su regalo, pero me quedé un poco extrañada. Después me pregunté si debería comérmelo, y decidí dárselo a un amigo por si estaba envenenado, conste que le advertí sobre la procedencia del caramelo, soy así de maja.

Desde entonces, todos los días que me ve sigue dándome los buenos días, y el caramelo, a lo que añade un "toma, hija".


La verdad es que sus caramelos están realmente buenos, de momento no me he muerto ni me ha pasado nada, lo mismo notaré el efecto dentro de unos años... No, ahora en serio, es un buen hombre que por lo visto es conocido por el barrio, que sale todas las mañanas a pasear, a la panadería y los miércoles al mercadillo, de donde nos compra los caramelos. Siempre con una sonrisa a pesar de que su mujer esté bastante enferma y no pueda salir de casa. Así que, recordad, no tots els hòmens del caramelet son roïns.


P.D.: post nº 200...

4 comentarios:

Bocaseca woman dijo...

Por cierto, que lo mismo con la futura bajada de las pensiones ya no gana para caramelos, porque la verdad que yo no sé cuántos repartirá al día, no solo a nosotros/as (estudiantes) sino al resto de gente que se cruza y conoce...

Sergio dijo...

He aquí el conejillo de indias que probaba esos caramelos, así que sigo vivio y no he muerto envenenado ni nada por el estilo. :-)

Rosa dijo...

Podrías dedicarte a escribir historias...me gusta mucho leerlas.
Por cierto, eres como las ratitas que nos contaba Mari Ángeles, mandas a una ratita suicida para que pruebe si la comida esta envenenada o no jajaja.

Bocaseca woman dijo...

Uy... eso es que me ves con buenos ojos, pues no hay joyitas por la blogosfera ni na...

Aunque con la charla que me disteis ayer durante la comida sobre viejos fetichistas que inyectan cosas raras en los caramelos no sé si volveré a comerlos, malas personas >_<