04 junio 2010

Crónicas viajeras: 11-13 abril

Bueno, bueno, ya que estoy más despejada voy a aprovechar y seguir con el segundo capítulo de mis peripecias viajeras, aunque ya haya pasado mes y medio desde que volví...

Día 11

Tras la maravillosa noche en L'Hermitage y haber dormido bastante mal por culpa de pájaros que nos rondaban, domingueros que llegaban a las 6 de la mañana y rones que destrozaron mi estómago, me levanté y empecé el día con un baño en la playa. Mi intención fue bucear again, pero no pude estar mucho rato porque había una importante corriente y lo mismo cuando tirase a salir del agua estaba al otro lado de la isla.


Esa mañana nos fuimos a Piton Maïdo, para poder ver Mafate, el circo más inaccesible de los tres que hay en la Reunión. Sin embargo, llegamos bastante tarde (sobre la 1) y la niebla ya lo cubría todo, por lo que no pudimos ver prácticamente nada.



Después comimos en un restaurante de esa misma montaña comida típica criolla a base de arroz, salsa con lentejas y carne muy muy rica.


Por la tarde fuimos a Boucan Canot, la playa más turística de todas aquellas que visité, y llena hasta los topes (era domingo). Se estaba muy bien puesto que la arena era una especie de gravilla no pegajosa y cuando te metías al agua, las olas rompían casi en la orilla, y te arrastraban hacia delante y hacia detrás. La diversión estaba asegurada.


Además, tenía una especie de "piscina" natural, donde el agua te venía por la cintura y estaba más caliente (niños en una piscina cerrada, no digo más).


Por la noche no recuerdo qué hicimos, seguramente cenáramos en la residencia de Neus con sus amigos, como muchas otras noches.

Día 12

Nos levantamos tempranito con la intención de acercarnos a ver el volcán Piton de la Fournaise que es el único que está activo. A medida que ascendíamos por la montaña con nuestro bólido, nos íbamos deteniendo en ciertos lugares donde las vistas eran espectaculares.



Finalmente, llegamos a la zona del volcán, donde el paisaje cambió de forma repentina, mostrándonos un terreno mucho más árido.


Bólido atravesando lugares inhóspitos con la barbie girl que adoptamos


Cuando llegamos al punto de la montaña en el que ya no podíamos continuar el camino en coche, paramos para observar la cumbre del volcán y el cráter Formica Leo. Era precioso. El otro lugar que hasta el momento más me había gustado de la isla (junto a las Cataratas Niagara y la playa de L'Hermitage).


Descendimos por las escaleras de la verde montaña hasta llegar al pequeño cráter. Una vez que estás allí es distinto, es mucho más bonito verlo de lejos, donde los tonos rojizos y anarajandos le dan un toque especial. Estando allí solo distingues grava roja.


La gente es diminuta

Nuestra intención en un primer momento era hacer la ruta de 5 horas hasta el volcán, pero dado que esa noche nos habíamos comprometido a hacer la cena para todos y los supermercados cerraban pronto, solo llegamos hasta unas cuevas formadas a partir del magma.


Almorzamos dentro de un cráter, porque nosotros lo valemos, y reemprendimos la vuelta. Fue un poco cansado tener que subir tooodas las escaleras que habíamos bajado. Nos fuimos hacia otra zona donde las vistas también eran buenas, y después comimos una buena ensalada rodeados de pajarillos y un simpático y asustadizo ratoncito de campo.

Por la tarde fuimos a la playa de St Leu, donde apenas me bañé, porque la orilla estaba llena de erizos, piedras, y hacía algo de frío. Mis amigos sí que bucearon.



Después pasamos por el super para comprar espaguetis, cervezas y poco más para hacer cena para unos 10. Diox, nos costó 30 euros y no llevábamos nada, el queso rayado ya valía unos 6 euros... está todo muy caro allí

Día 13

Nos levantamos muy temprano para ir de nuevo al pico Piton Maïdo, antes de que la niebla cubriera todo.


Esta vez sí pudimos ver Mafate y era muy bonito: arroyos, el pequeño pueblo, las montañas enormes y también avionetas haciendo piruetas en medio de las nubes.


Ese mismo día tuvimos que devolver nuestro bólido en la ciudad de St Paul, así que comimos de nuevo comida criolla que cogimos de un chiringuito, rodeado de palomos y perros acechándonos.

Por la tarde volvimos en bus hacia la residencia y compramos víveres para prepararnos para los siguientes dos días que nos íbamos a hacer senderismo (randonnée). Cenamos unos crepes carbonara que preparó Sergio (riquísimos) en el cuarto de Neus, y nos preparamos las mochilas, acostándonos a la hora de las gallinas para levantarnos pronto al día siguiente.


No hay comentarios: